En el mes de octubre de 2008, tomé la decisión de escribir sobre diversos temas que resultaran de interés, sin mayor pretensión petulante que la de expresarme, y si acaso eso fuera posible, establecer un punto de discusión, análisis e intercambio de puntos de vista con aquellos que por accidente, o por un arrebato de inocencia, quisieran leerme.
Si bien el inicio de la experiencia fue enriquecedor, de súbito recibí una “carretada” de críticas de mis lectores (tres, y todos ellos de mi familia…), que me hicieron pensar en si mi decisión había sido del todo correcta; pensé que seguramente mi abuela, en su inconmensurable sapiencia, tuvo razón cuando afirmaba ante los descalabros constantes de alguien no perteneciente a la familia, que: “Dios no le da alas a los burros”.
Pero ahora, renovado de bríos y pensando que a final de cuentas pocos de los grandes escritores de todos los tiempos han sido profetas en su tierra y en su tiempo, me dije de nuevo: Y por qué no?; así es que he decidió volver a escribir, con disciplina y honestidad al exteriorizar mis ideas, mis filias y mis fobias; mis gustos y disgustos; mi razón y mi sinrazón.
Dicho lo cual, y haciendo mía la frase del maravilloso escritor Coahuilense Armando Fuentes Aguirre (Catón), a mis tres lectores, sabed: reiniciaré el tratado de temas diversos no sin tomar en cunta sus críticas, pero tambien claro de que todo espacio de reflexión es venturoso para nuestra sociedad.
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